Y AQUEL VERBO FUE HECHO CARNE
En el principio era el Verbo, y el Verbo
era con Dios, y el Verbo era Dios
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros…
Texto:
Juan. 1. 1/5 y 14
Léase: Colosenses 1:24 al 27
- y 2:9
Este es el misterio que había estado encubierto y que ha sido manifestado ahora, y por las Escrituras de los profetas, según la voluntad de Dios. (léase: Ro.16:25/26)
Y es que nuestro Señor Jesucristo, en realidad, es el centro de toda la revelación Divina, en cuanto a la manifestación de su Gracia y amor a todas las gentes para que obedezcan a la fe.
Desde el Antiguo Testamento, en que se esboza su figura en formas de tipos, hasta el libro de Apocalipsis, está formulada esta gran realidad de la manifestación de
Estos rasgos se ven revelados en el Nuevo Testamento , tanto en su misma doctrina como a través de sus obras, dejando con luz meridiana esta doble verdad: Jesucristo es Dios, igual en esencia al Padre; pero es hombre de carne y hueso, que nace, vive y muere como todo hombre; oíd a Jesús: “Yo y mi Padre una cosa somos;” (Jn.10:30) “ Palpad y ved - les decía a sus discípulos - que los espíritus no tienen carne y huesos, como yo tengo.” (Lc.24:39)
El apóstol Pablo condensa este punto fundamental de la doctrina cristiana, en una frase tan sencilla como sublime: “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer.” (Gá.4:4)
El momento histórico, - que hoy recordamos,- en que se obró la conjunción de Dios y el Hombre representativo, esto es, en donde el Verbo de Dios tomó una naturaleza humana y la unió así, para hacer de ella un solo ser, una sola persona con doble naturaleza, es decir; un Dios-hombre, es el más culminante de la historia humana, es en concreto, el punto de enlace de todas las esperanzas de los tiempos anteriores, con todas las realidades que nos serán de aquí en adelante reveladas.
La encarnación del verbo doctrinalmente, es la llave que explica todos los misterios de la revelación premesiánica del Antiguo Testamento y que ilumina maravillosamente la doctrina del Nuevo Testamento, abriendo a la humanidad unos verdaderos horizontes de esperanza.
Por lo que leemos en Lc. 1:26/35, toda esta revelación de orden histórico y doctrinal, tiene su marco en una pequeña ciudad de Galilea, en Palestina, llamada Nazaret y en la casa de una doncella virgen llamada María.
Y se cumplió la palabra del Ángel Gabriel: El Espíritu Santo, a quien se le atribuyen las obras de amor, fecundó con su poder, el seno virginal de María, bendita entre las mujeres, y quedó hecha la obra capital de Dios, el Verbo hecho carne; el verbo de Dios, la segunda persona de
Este es el misterio de
Lo primero que hace la razón dejada a su solo esfuerzo, al proponerle el misterio inefable de la encarnación; es oponerle toda clase de reparos y repudiarlo, tal vez como cosa absurda. Pero lo que han hecho infinidad de criaturas en cuanto se les ha propuesto esta gran verdad, del verbo de Dios hecho carne, es aceptarlo sin discusión; porque el hecho histórico, esta ahí: “Grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne; ha sido justificado con el Espíritu; ha sido visto de los ángeles; ha sido predicado a los gentiles; ha sido creído en el mundo; ha sido recibido en gloria.” (1ª.Tim.3:16)
Decidme, ¿Qué pierde Dios infinito, en juntarse a una criatura suya ? ¡Ah, ya sé que alguien ha dicho que la unión de Dios con el hombre no se concibe sin una humillación o anonadamiento de su parte.! Pero es que en la encarnación, no importa rebajamiento en Dios, sino el levantamiento de su criatura, así lo expresa el apóstol Pablo, cuando dice: “ El cual, -Cristo- siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. (Fil.2:6/8)
En todo el decurso de la historia de la humanidad, no hay madre tan solicita de sus hijos como lo es Dios para con los hombres. Cien veces se les aparece y los adoctrina directamente y por sus profetas, y otras tantas, viene a ellos para colmarles de bienes, de promesas y esperanzas; les castiga cierto, pero es el castigo la prueba máxima del amor, porque por el rigor de sus sanciones les vuelve otra vez. “Y mamaréis y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados” (Is. 66:12)
Mis queridos amigos, es que Dios es amor y habiendo hecho al hombre criatura de su predilección, parece que la caída de éste, aumentó su atracción hacia él, al sentir la compasión de su desgracia.
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). (Ef.2:4/5)
A si que, el hombre sumergido en el pecado y siendo en sus consecuencias muerto en los mismos, ha venido a recibir vida juntamente con Cristo, quien nos amo y dio su vida por todos nosotros. El verbo de Dios, vino a participar, a semejanza de nosotros, de carne y sangre, para destruir por medio de su muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo. (Hbr.2:14/15)
Queda expuesto ante
todo que el verbo se hizo carne, no precisamente para mostrar la sabiduría y el
poder de Dios; sino una obra de su inmenso amor a favor de la humanidad caída.
Porque Adán pecó arrastrando consigo a todas las generaciones; por consiguiente,
Dios en el hecho de su encarnación quiere dejar claro y manifestar la fuente
que impulsada por un corazón amante, fluyera para salvación a todo aquel que
cree en él. “por gracia sois salvos.” Y es que ese verbo hecho carne, es la
pura manifestación de la Gracia Divina , “porque la gracia de Dios que trae salvación
a todos los hombres, se manifestó. (Tit.2:11)
Y en esta suma condescendencia
manifestada por Dios hacia nosotros los hombres, tomó nuestra mortalidad para
salvarnos y hacernos inmortales. Sino ved como Dios impone al Verbo, un nombre
representativo de su verdadera función principal. “ Y llamaras su nombre Jesús,(salvador) porque él salvará a su pueblo
de sus pecados,” dijo el ángel.
(Mt.1:21) El mismo Señor Jesús, reitera
esta gran verdad, anunciando a las gentes, que: “El hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”
(Lc,19:10)Es por su gracia, que Dios toma la iniciativa para nuestra salvación; es ese impulso amoroso lleno de benignidad para el hombre que estaba muerto en sus delitos y pecados (Ef.2:1) que le impele a ser uno entre nosotros.
Jesús, el verbo de Dios encarnado, supo vivir de lo nuestro, para hacernos participes de lo suyo. Se hizo consorte de nuestra desdicha, para lograrnos en él, la eterna dicha. “El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por la herida del cual habéis sido sanados.” (1ª. Pdr.2:24/25)
Vino del seno de Dios al de una virgen, del seno de una virgen, a la cruz , de la cruz a la tumba, de la tumba ha saltado otra vez al seno del Padre; (cielo) y allí intercede por todos nosotros. “Por lo cual puede salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. (Hbr.7:25)
vicenteibanezsaez@hotmail.com