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martes, 25 de abril de 2017

HE PUESTO ANTE TI UNA PUERTA ABIERTA

                                      HE PUESTO
           ANTE TI UNA PUERTA ABIERTA
               >Breve reflexión <

                  Lectura Apocalípsis, cap.3:7/8
                        Texto: Cap. 3:8
Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

Me he permitido reflexionar sobre este versículo de Apocalípsis, en lo concerniente a la puerta que el Señor ha puesto ante nosotros. Sin entrar en más detalles, me centrare a exponer sobre esta gran oportunidad de tener una puerta abierta ante todos y cada uno de nosotros.
Debo significar que este mensaje, si bien esta dirigido a la iglesia de Filadelfia, tiene su repercusión a la de nuestro tiempo; de cuyo arrebatamiento se nos dice: lo será antes que venga “la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (Vers.10)  advirtiendo y confirmando lo expresado con las palabras “yo vengo pronto” (Vrs.11)
Ni que decir tiene, que este mensaje como el hecho de tener ante nosotros una puerta abierta viene del Santo, el Verdadero en cuya mano tiene la llave y la potestad única de abrir y de cerrar según su voluntad.
Es él quien nos dice hasta que punto nos conoce, pues sabe de nuestras obras, de nuestro testimonio confesando su nombre y de cómo hemos guardado su palabra, esto es,  no tan solo leerla o estudiarla, es más profundo que todo esto, es obedecerla como verdad revelada de Dios a todos nosotros.
No obstante y a pesar de la  poca fuerza, el reconocimiento de estas características son evidenciadas por el Santo y Verdadero; siendo la iglesia de Filadelfia, la que vemos no recibir represión alguna de parte del Señor. Ahora bien, el hecho de haber puesto  una puerta abierta  significa la responsabilidad del testimonio que como iglesia e individuos debemos dar ahora y siempre hasta su venida.
Esta figura de una puerta abierta, trae a mi mente las posibilidades y oportunidades que diariamente el Señor pone delante de cada uno de nosotros para testificar de él; pues no olvidemos que está abierta, que sigue estando abierta; para mí es muy significativa porque me recuerda los viajes misioneros del apóstol Pablo cuando informaba a la iglesia de Antioquia, “las grandes cosas que Dios había hecho y como había abierto la puerta a los gentiles” (Hch.14:27)
En Efeso dice: “que se le había abierto puerta grande y eficaz por la cual seguiría allí hasta Pentecostés” (1ª.Cor.16:9) Cuando Pablo llego a Troas para predicar el evangelio de Cristo dice: “se me abrió puerta en el Señor” (2ª.Cor.2:12) a los Colosenses el Apóstol les ruega que perseveren en la oración para que el Señor abra puerta para la palabra a fin de dar a conocer a Cristo en sus prisiones en Roma. (Col.4:4/5)
Estas referencias escritúrales no hacen más que confirmar el significado que tiene  “una puerta abierta” que no es otra, que el utilizar las buenas posibilidades y  oportunidades, de dar un fiel testimonio como iglesia y como individuos de anunciar y dar a conocer a Cristo como salvador del mundo.
Por consiguiente, estando la  puerta abierta  seamos conscientes de nuestra responsabilidad; no sea que por nuestra “poca fuerza” poca potencia, nos acomodemos mejor a cerrar, (cosa que no nos corresponde a ninguno de nosotros) por causa de un testimonio poco santificado y carente de la fuerza de la verdad.
La amonestación que a través de esta corta porción  tenemos, es; “Yo vengo pronto….reten lo que tienes con el cuidado que nadie tome tu corona”  y esto trae consigo la responsabilidad de un esfuerzo continuo, en aprovechar todas y cuantas oportunidades tengamos en dar un buen testimonio de Cristo.
Que no nos conformemos a conservar una rutina religiosa, con una poca fe, con un poco de santidad, con un poco de poder; antes procuremos conseguir los mejores dones, únicamente para su servicio; esto redundara en beneficio de todos; esforcémonos en alcanzar más poder por medio de la santidad y la verdad y proyectémonos al mundo por esa puerta que aun está abierta, predicando y enseñando que Cristo es el salvador de todo pecador, siendo ejemplo de lo que tenemos retenido de su palabra y fomentemos el espíritu misionero para el cual fuimos comisionados: “Por tanto id, y haced discípulos…(Mat.28:19)
Recuperemos esta identidad perdida, por mirar más hacia dentro que hacia afuera; rechacemos todo conformismo a una doctrina de talentos religiosos carentes de la gracia y poder, y prediquemos y enseñemos la palabra del Señor por medio de un testimonio de vivencias reales y convicciones profundas, de modo que sean visibles ante los demás; contando cuan grandes cosas ha hecho Dios con, y en nosotros.
Queridos todos, vivir año tras año con la vieja experiencia de nuestro nuevo nacimiento, con la vieja experiencia de la gracia recibida, con el viejo conocimiento de la persona de Cristo y conformarnos con la vieja estatura espiritual adquirida, es sin duda tener “poca fuerza”

                                                            V. Ibáñez
“Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.”