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sábado, 1 de diciembre de 2018

OS HA NACIDO HOY... UN SALVADOR

                      OS HA NACIDO HOY….  UN SALVADOR
                                     Breve reflexión,  sobre:  
                                               Lucas. 2: 11                                
que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
            He aquí el anuncio que el ángel dio a los pastores y que su eco resuena aún en nuestro ser. Una realidad consumada en el transcurso de los tiempos; sin embargo este “Os ha nacido hoy”…   fue en un tiempo, y en la actualidad, el tema y la preocupación de algunos que no han llegado a discernir este gran acontecimiento preguntándose: ¿Cómo Dios siendo infinito se une a lo finito? He aquí el tropiezo de quienes no conciben la encarnación del Verbo Divino. Este es el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades; mas ahora ha sido manifestado en el tiempo a sus santos. (Col.1:26)         º
            Dios es amor, maravillosa verdad manifestada a través de la Historia de la Humanidad; él hizo del hombre la criatura de su predilección, pero Adán pecó arrastrando con su pecado a todas las generaciones y esta caída del hombre fue la que le movió a misericordia; sintió nuestra desgracia y nos vio perdidos y obró en  favor nuestro fecundando por obra del Espíritu Santo el seno virginal de la Bienaventurada Virgen María, y así fue hecho carne el Verbo Divino a nuestra semejanza pero sin pecado. (Hbr.4:15)
            Así quedo hecha la unión de Dios con el hombre: ¡Bendita unión, cuánto bien nos trajiste! En ella vemos que no importa el rebajamiento de Dios, sino el levantamiento de su pérdida criatura; en todo ello no ha dejado de manifestarse el amor de Dios hacia el ser creado, amor que debería conmover nuestras entrañas para amarle como es digno y merecedor; pues como alguien dijo: De todas las invitaciones al amor la más poderosa es sentirse amado; sin embargo ¡que ingrato, egoísta y duro es el hombre! No ama ni reconoce como a Salvador a aquel que el ángel en un tiempo anuncio; no obstante  aguarda expectante que llegue ese gran día para celebrar de una forma pagana esta festividad.
 ¡Cuán lejos están, digo, los que así hacen, de comprender lo que celebran!  Este que hoy es salvador será un día –tal vez no muy lejano- el juez de ellos.
            Está pues, atento querido lector, al llamamiento de tu Salvador; él dijo cuando estaba llevando a cabo su ministerio en la tierra que “vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc.19:10) Y al conmemorar su nacimiento acuérdate de lo que el ángel dijo: “Os ha nacido hoy…un Salvador” Acércate a él en espíritu y en verdad,  -mi apreciado lector,- pidiéndole el perdón de tus pecados, “porque puede salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios – porque está a su diestra- viviendo siempre para interceder por ellos.(Hbr.7:25)
                                                                       V. Ibáñez


martes, 4 de septiembre de 2018

CONFESAR NUESTRA FE

                           CONFESAR  NUESTRA  FE
                             Lectura: Lucas 12:8/9
                                Texto. Lucas 12:8
Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios.

Si se pretende efectuar una reflexión sobre el confesar de nuestra fe en Cristo y ante los hombres, tendremos que leer también en Lucas cap.11:37/54 para tener una idea de lo que el señor Jesús nos quiere enseñar.
Como se habrá podido constatar por esta última lectura citada, “un fariseo le rogó que comiese con él en su mesa;”  fue sin duda una comida más bien violentada, fuera de lo normal y con alguna intención oculta; pues como se desprende del relato leído, en casa de este anfitrión fariseo, habían también escribas y fariseos para estrecharle en gran manera. Lc.11:53/54
Estas circunstancias dio lugar a que por millares de aquel pueblo se juntasen alrededor de la casa, y ante aquella apretujada multitud, comenzó a instruir el Señor Jesús a sus discípulos primeramente sobre la hipocresía, (Lc.12:1/3)  renovándoles así su advertencia pronunciada en (Mt.16:6 y Mc.8:15)  al compararla con la levadura (doctrina) de los fariseos, que como fermento corrompe toda la masa; pues ese vicio inficiona (contagia o corrompe) con malos ejemplos toda la obra personal y pervierte a los demás engañándoles y enseñándoles a engañar; exactamente lo que produce la hipocresía, la cual dejaría de ser si no se ocultase, al igual que la levadura que de no ocultarse en la masa dejaría sin fermento que la corrompa.
La advertencia que el Señor Jesús quiere dar a sus discípulos con respecto a todo esto es; que no hay cosa encubierta que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse, ni las tinieblas ni el siglo tanto en el hablar como en el hacer, podrán impedir que se den a luz las cosas ocultas; y el Señor acababa de hacerlo al denunciar la hipocresía de los fariseos en aquella misma encerrona comida.
Los discípulos llamados por él amigos, habían presenciado la violenta escena del convite y como denuncio el trato y los hechos vejatorios que sus antepasados prodigaron a los profetas hasta matarles, siendo los fariseos testigos consentidores: “ellos los mataron y vosotros edificáis sus sepulturas”.  Con estas advertencias y por si sus discípulos hubieran concebido algún temor de persecuciones por los fariseos y escribas, les enseña a quién se debe temer, exhortándoles finalmente a la confesión valerosa de la fe.  (vrs. 4/12)
Estas declaraciones de nuestro Señor Jesucristo, debe infundir en el cristiano, suficientes motivos para seguir adelante sin amedrentarse por temor a los hombres, primeramente porque si somos maltratados y calumniados, no es más de lo que sufrió nuestro Maestro, (Mt.10:24) y segundo que las verdades proclamadas por nosotros están destinadas a ser conocidas y por esto ninguna oposición impedirá que salgan a la luz. (Luc.12:2 y Mt.10:26)  Se nos enseña a demás a quien se debe temer y finalmente que si confesamos a Cristo delante de los hombres, él nos confesara delante de los ángeles de Dios.
Es claro que la confesión mandada aquí, no consiste meramente en una ceremonia especial u otro acto solo, sino que denota en general, que debemos manifestarnos como sus discípulos, obrando y hablando como conviene a los suyos bajo todas las circunstancias y en todo trance.  Las últimas palabras del Señor Jesús antes de la ascensión tratan de este asunto, de serle testigo, de confesarle en todas partes; me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra;” (Hch.1:8)  y esto debería ser la cosa más importante para el cristiano.
El cristianismo, o sea, la verdad evangélica, se propaga de dos maneras muy acentuadas en las escrituras, esto es, por la palabra y por la conducta u obras, estas deben ser inseparables, no valen palabras sin obras, ni obras sin palabras; de nuestro Señor Jesucristo leemos; que fue varón profeta poderoso en obra y en palabra, (Lc.24:19) las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí que el Padre me ha enviado; (Jn.5:36) creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.Jn.10:18)
Por el texto expuesto y que nos ocupa, vemos que se trata de un testimonio personal, “todo aquel”  de rendir testimonio acerca de una persona, “me confesare”  y la forma de hacerlo. “delante de los hombres”. 
           POR EL TESTIMONIO PERSONAL
Se trata pues de confesarle de rendir testimonio acerca de una persona y cuando mas tengamos conocimiento de esta persona, su obra, su influencia en nuestra vida, tanto más será nuestro testimonio: Pedro pudo confesar a Cristo delante de las gentes en Jerusalén, diciendo: A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hch. 2:32-36)
Me seréis testigos dijo Cristo, y nuestro testimonio debe ser una confesión abierta de nuestra experiencia personal de lo que es el Señor para nosotros y en nuestras vidas; pues del testigo se requiere conocimiento claro y perfecto de lo que se ha de testificar, en un sentido, se ha de poder decir: no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído; (Hch.4:20) Pablo se sentía tan entrañablemente identificado con Cristo, que confesaba  para mí el vivir es Cristo (Gal.2:20)
¡Sí!  el cristianismo verdadero es la fe y devoción a una persona Cristo, y no en sistemas filosóficos o culturales; cuando Cristo dijo: me seréis testigos quería decir; testigos de lo que soy de lo que he hecho y de lo que estoy haciendo aún por vosotros, esto es, testigos de su persona Divina de su obra expiatoria para toda la humanidad, de su vida justa y santificada, de su resurrección y ascensión a los cielos; así debía ser y así lo entendieron los primeros discípulos, cuando decían: no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor (2ª.Cor.4:5) Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestamos a todo hombre. (Col.1:27/28)
         POR LA CONDUCTA
He dicho antes, que del Señor leíamos que fue varón poderoso en obras y palabra, ambas deben ser inseparables y deben adornar el testimonio del fiel testigo. ¿De qué serviría nuestra palabra si nuestras obras  o forma de obrar no van en consonancia con ellas? De los apóstolos del Señor, se dijo en una ocasión que reconocían que habían estado con Jesús. (Hch.4:13)
La fe y confianza en Cristo, no es meramente un credo frio, es más, es un conocimiento íntimo, una experiencia de Cristo transformando nuestras vidas, es una vida espiritual que se traduce en hechos y obras prácticas que solamente honren a aquel que nos amó y dio su vida por la nuestra. No debemos olvidar que nuestro obrar ha de ser consecuente con nuestra nueva creación en Cristo, Efe.2:10 y ello es lo que da autoridad y fuerza a nuestra predicación, enseñanza y exhortación, ya que nuestra conducta o forma de obrar, en discrepancia con nuestra enseñanza, puede echar por tierra, el que las almas sean fortalecidas en la verdad del evangelio.
¡Cuántos de nosotros podríamos ser medio de bendición y salvación de otros, si viviéramos una vida cristiana más consistente y si de forma bien evidente fuésemos un sacrificio vivo y agradable a Dios!
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mat.5:16
                                                                          V. Ibáñez


lunes, 7 de mayo de 2018

HECHAD TODA VUESTRA ANSIEDAD SOBRE ÉL

      HECHAD TODA VUESTRA ANSIEDAD SOBRE ÉL

                              Lectura 1ª. Pedro. 5:6/11
                                 Texto: 1ª. Pedro. 5:7  
“echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros."

            Mis queridos amigos, lectores y hermanos en la fe que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
            Las circunstancias de esta vida, nos ha llevado de una forma u otra a vernos constantemente involucrados en situaciones que la propia carne trae consigo, toda vez que como dice el Señor; la carne está enferma y por esta causa no
somos ajenos al dolor, a las enfermedades y a toda suerte de vicisitudes que como débiles en ella afectan de una manera u otra nuestro estado emocional, y porque no, nuestro estado espiritual cuestionándonos el 
                        ¿Por qué?
            Que el Señor nos ayude a aplicar su verdad en nuestro corazón, para que podamos caminar a través de tanta vicisitud y prueba, ante la plena y escudriñadora luz de la verdad de Dios.
            No cabe la menor duda que tocante a estas circunstancias cada cual siente su vacío y dolor, y que altera moralmente nuestra carne y afecto depresivo. Creedme que lo comprendo; porque la idoneidad y el hijo dado por Dios dejan un profundo vacío cuando esta o este falta; y es muy cierto que esto ocurra así, ya que en ocasiones el consuelo se nos hace pobre y la resignación débil: Marta se expresaba más o menos con estos mismos términos diciendo al Maestro: Señor, sí hubieses estado aquí, mi hermano no hubiera muerto (Jn.11:21)
            Tal es la expresión natural de la carne; he visto el dolor corporal que arrancaban en hermanos preguntas como estas: ¿Por qué a mí Señor? ¿No llevaste tú nuestras enfermedades, no soy tu hijo, hasta cuando Señor?  Y esto es muy evidente por la aguda angustia que proporciona el dolor y la impotencia de quien así padece. Job. 3:3  lo expreso de esta forma: “Perezca el día en que yo nací”  No obstante la experiencia del Apóstol puede ser muy edificante y consoladora en todos estos casos al decirnos: ¿quién nos apartará del amor de Dios?...(Ro.8:35/39)  
            Así que, debemos traer siempre a nuestra memoria y no dudar nunca de la posición en que nos ha colocado la Gracia de Dios en Cristo: “vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Col.3:3/4)  Y de todos es sabido que las Escrituras nos alientan a presentar nuestras peticiones delante del trono de la Gracia de Dios, y se nos antoja como que nos parece que Dios no nos oye; cuando el espíritu nos recomienda que “por nada estemos afanosos, sino que sean conocidas nuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Fil.4:6) ¡Eh aquí el fondo de la cuestión,! Que nuestras peticiones siempre han de estar supeditadas a un estado de absoluta dependencia de Dios. ¿Seremos tan torpes y cortos de vista que apenas podamos ver que en todas y cada una de nuestras tribulaciones Dios busca en nosotros hacernos testigos de su dependencia? Podrá disciplinarnos pero será para obtener de nosotros, en nuestra debilidad fortaleza con benditos resultados en beneficios  salvíficos, no tan solo para nosotros sino también para los demás.
                        Supeditados a su dependencia
            Debo confesar que el tema es muy complejo y necesita mucha más meditación; (Estas son algunas de las meditaciones y reflexiones mantenidas con mi esposa durante su larga enfermedad de cerca de 20 años por un cáncer detrás de otro) pero me impulsa un deseo de poder ser de ayuda y clarificar en lo posible a sosegar ciertos corazones atribulados por causa de enfermedad, depresión, debilidad espiritual y por el profundo vacío que deja la pérdida de un ser querido.  Y esta es mi pobre reflexión: ¿Es el enfermo para el médico o el medido para el enfermo? porque si el enfermo es para el médico ¿Sabrá el enfermo decirle al médico cual es el remedio para su enfermedad? Mis queridos amigos y hermanos; quien sabe el remedio para nuestra enfermedad es el médico y no el paciente, y permitirme que os diga que pedimos al médico divino lo que nosotros creemos que nos va a ir bien y no nos sujetamos a su plena voluntad y dependencia.
            Fijémonos lo que leemos en 2ª. Cor.12:7/9 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Y pregunto, ¿Cómo es que el apóstol Pablo pidió que se le quitara el mensajero de Satanás y no recibió? En su ruego no fue escuchado, rogó, imploro por tres veces pedía la medicina que él creía le convenía, pero Dios sabe la enfermedad verdaderamente que le agrava “Bástate mi gracia” fue su medicina; así podemos decir que no fue oído conforme a su propia voluntad, y sin embargo lo fue para su salvación y propósitos divinos.
            No podemos escudriñar los arcanos de Dios, pero sí podemos reflexionar sobre los hechos históricos que por su gracia e infinita misericordia nos ha dejado en su palabra escrita para nuestra admonición. Leemos en el Salmo 22:1/2 y encontramos el espíritu de Cristo en su clamor: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mí clamor? El no fue oído para nuestra salvación y cuando deseaba fervientemente que “pasara de él aquel vaso de amargura,” consciente de su voluntad la pospuso a que fuera la voluntad del Padre. No olvidemos hermanos que Cristo  fue tentado en todo según nuestra semejanza, (Hbr.4:15)  y que la prueba en la

Tentación de Cristo, estaba dirigida a que usara de sus atributos divinos; nuestra prueba y tentación es para que usemos nuestros recursos humanos.
                        El tiene cuidado de nosotros
            Somos exhortados por el apóstol Pedro a que nos  Humillémonos, bajo la poderosa mano de Dios, para que él nos exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros, (1ª. Pdr.5:6/7)  Y esto es muy importante para nosotros, puesto que si esto no fuera así, ¿Cómo podíamos ser testigos de su dependencia? Así qué, si soportamos la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿Qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? (Hbr.12:7)
            Os había dicho que este es un asunto muy complejo, y toda mi intención ha estado destinada a que comprendamos la importancia que tiene a que nos ajustemos en todo a su voluntad y dependencia, esto dicho así; parece muy sencillo
pero soy consciente que no lo es tanto para los atribulados;  por otra parte no debemos dar ocasión en nuestro dolor a desmayar  y  a poner en duda,  que todas las cosas nos ayudan a bien. (Ro.8:28) No podemos andar dudando apoyándonos y en ocasiones escudándonos en nuestras debilidades por una enfermiza carne, esto sería muy peligroso y nos podía ocurrir
y en esto tendréis vuestra propia experiencia; de haber usado algún calzado que nos apretara o frotara alguna parte del pie, y nos damos cuenta como la propia naturaleza desarrolla en esa parte una cubierta de piel que va endureciéndose protegiendo así la carne más tierna, hasta que se produce una duricia para siempre dolorosas.
            Hermanos y amigos, se trata de no justificarnos así de lo que ha sido nuestra desasosegada voluntad y no por querer excusarnos en una carne débil vayamos adquiriendo un doloroso callo, que como parte de nuestra carne dependamos
en nuestro andar más de él que de la plena voluntad y dependencia de nuestro Dios.
            Por consiguiente no desmayemos, Dios nos ha dado por su Espíritu recursos suficientes para depositar en él toda nuestra dependencia, sabiendo de antemano que él conoce el intento de nuestro corazón.  Y de igual manera el espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Más el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.(Ro.8:26/7)
            Esta ha sido mi reflexión, sobre la duda que ha nuestra mente trae como interrogantes los muchos  ¿Por qué?  Y quisiera haber sido de ayuda para los corazones que pasan o han pasado por alguna de las experiencias dolorosas que se sufren en la carne.
            Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de toda consolación el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. (2ª.Cor.1:3/4)
                                                             V. Ibáñez
           

viernes, 23 de marzo de 2018

LA LEALTAD AL DIOS ÚNICO

            LA LEALTAD AL DIOS ÚNICO
                          Lectura: Daniel  1:1/20               
                                Texto: 1:8
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía….

            El libro de Daniel, se caracteriza por revelarnos el carácter único del Dios de los israelitas (y el nuestro)  y su supremacía sobre todos los dioses paganos; testificada por la experiencia personal del profeta y autor del libro.     
            En la parte primera, cap. 1 al 6, Daniel nos relata unos episodios históricos y algunas de sus vivencias personales en la corte del rey de Babilonia, y nos muestra, que el Dios de los israelitas es omnipotente y el único Dios viviente que obra con su poder, en cualquier de las circunstancias en que nos podamos encontrar; en pleno contraste con el gran poder mundano que nos ofrece todo, “si postrados le adoramos.” Aquí, en esta lectura, encontramos todo el propósito, como la tentación y victoria moral, de este joven hebreo cautivo del rey Nabucodonosor en Babilonia y lejos de su tierra.
Este episodio de la historia, ha de interesar siempre a todo cristiano, por cuanto es una clara lección y amonestación para todos aquellos que sean tentados a sacrificar sanos principios en aras del placer, la comodidad y la indiferencia; (excusándose en la consabida frase de que “los tiempos han cambiado,” muy en boca de algunos líderes responsables,) dejándose arrastrar como peces muertos, por las corrientes turbulentas y siempre cambiantes de las costumbres mundanas. Y lejos de parecer este episodio, como muy interesante para la juventud; lo cierto es, que interesa siempre, a todo creyente; independientemente de la responsabilidad que tenga en la iglesia; porque aquí, se trata de testimonio, de contra corriente y en ello debemos estar todos involucrados, si queremos honrar y glorificar a nuestro Dios; puesto que aun siendo antigua esta historia, no deja de tener connotaciones contemporáneas o de actualidad.

I.-  CONDICIONES EN LA DEPORTACIÓN
             Por lo relatado en este capítulo, podemos apreciar las condiciones adversa de estos jóvenes hebreos, vencidos y deportados a  causa de un mal comportamiento y reinado del rey de Judá, Joacim o (Joaquim) que hizo lo malo ante los ojos de Dios ( 2ª.Rey.23:37)
Pronto las intenciones del rey, fueron manifiestas, pues trato de involucrarlos en los quehaceres del reino y en toda cultura caldea, con el objeto, sin duda, de anularles su personalidad; puesto que sus nombres que encerraban un precioso simbolismo y que estaban relacionados con los atributos de Dios; fueron cambiados por otras que tenían vinculación con los dioses paganos babilónicos.
Así, Daniel: que significa -Dios es mi Juez –  fue cambiado por Beltsasar;  (Príncipe de Bel) uno de los dioses babilónicos.
Ananías; que significa (Dios es misericordioso o de gracia) por Sadrac;  (mandato)  del dios aka-luna).
             Misael; que significa (¿quién como Dios?),  por Mesac; esto es, (alguien que pertenece a la diosa mesac).
            Azarías; que significa (Dios es ayudador), por Abed-nego (siervo de Nego) un dios caldeo.
            Tales circunstancias, eran más que suficientes, para desmoralizarse y ceder a cualquier de las pretensiones del rey.
            Sin embargo estos jóvenes judíos, determinaron vivir de acuerdo con la ley de Dios, proponiéndose en su corazón, el no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni del vino que el bebía.
            No es fácil imaginarse ahora y en tales circunstancias, que pudieran poner condiciones a quienes les tenían cautivos por un rey déspota, de cuya voluntad y palabra dependía la vida o la muerte de cualquier cautivo.
            Mis queridos lectores, la historia nos ha dejado numerosos acontecimientos de cómo en peligrosas circunstancias Dios nos ha sacado de ellas,  al hacer frente con nuestro testimonio y dependencia en él no mancillar nuestra conciencia por sucumbir a cualquier proposición mundana: Y esta es la realidad de Daniel, puso Dios en gracia y buena voluntad con el jefe de los eunucos; y leemos más; Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.
            II.-  LA TENTACION. Vrs. 5/10
                Santiago en su epístola, cap. 1:14, nos declara como somos tentados, nos dice: que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido
            Naturalmente que fueron tentados a adoptar las costumbres del país y alcanzar así un gran puesto en el gobierno, tenían a su disposición un brillante porvenir, comida abundante como la del rey; cambio de costumbres, cambio de nombre, lejos de su tierra: ¡Quién lo podía saber o llegar a reconocerlos!  Era una buena oportunidad para ser tentados a ceder a la voluntad real y sacrificar su buena conciencia abandonando la fe en su Dios, sin molestias por parte de sus opresores, al fin y al cabo, podían justificarse: Si su rey Joacim, había sucumbido y su ejemplo fue tan desastroso que, hizo lo malo ante los ojos de su Dios; ¡Por qué ofrecer resistencia alguna.¡
            Tal vez hubiese sido una buena escusa; y no dudo que sea la actitud de algunos que fijándose más en el hombre sumergido en el cambio de los tiempos, olviden su testimonio y su dependencia de Dios nuestro salvador a quien le debemos Lealtad.
            III.-   DANIEL SE PROPUSO.
            El propósito de Daniel nos enseña una buena lección  o ejemplo a imitar, sino a tener en cuenta; porque un creyente sin propósitos, es semejante a un buque sin timón, sin carta marina, sin brújula; expuesto a fluctuar a merced de todo viento de doctrina. Efe.4:14
            En algún sitio leí  ciertas máximas  que se expresaban así: “El incrédulo podrá tener una razón, pero ninguna esperanza para esa razón: El hipócrita podrá tener una esperanza, pero ninguna razón para esa esperanza: El creyente cristiano,  nos ha de enseñar que tiene un propósito o razón para su esperanza, y una esperanza para su propósito o razón. Daniel, se propuso guardar su conciencia limpia respecto a Dios, su verdadera esperanza y razón.
            Este joven, que como hebreo fue educado en los principios de una moralidad muy diferente e infinitamente superior a la de los babilonios; e instruido en una doctrina anti pagana, tenía una conciencia cultivada en el principio del temor a Dios; de ahí su propósito de no someterse a una voluntad contraria a sus propias convicciones, aun cuando el mayor potentado de la tierra lo mandara.
            Fue leal al manifestar sus convicciones y propósito de no contaminarse, con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidiendo al jefe, que no se le obligase a contaminarse (Vrs.8)  Queridos hermanos; en los tiempos en que vivimos, se necesitan creyentes, jóvenes, líderes y maestros, que sepan salvaguardar, los principios de una moral y ética que recibimos de nuestros pastores, los cuales nos hablaron de la palabra de Dios, en circunstancias muy adversas, sin fluctuar de sus convicciones reales.
            Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cual haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hb.13:7/8
            IV.-  EL PREMIO A LA LEALTAD
            Jamás podremos comprender la forma y manera del proceder de Dios con todos los hombres, máxime en un mundo gentil que parecía triunfar sobre Dios y su pueblo cautivo; es cierto que fue un periodo crítico en la historia de Israel, pero también fue una época para que el Dios de Israel efectuara maravillas a favor de sus hijos: Así leemos que “Dios puso a Daniel en gracia y buena voluntad con sus superiores; lo cual redundo en conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias.”
            La prueba de la fe y lealtad fue un premio moral sobre la voluntad del rey que cedió a su ruego. Fue un premio físico pues recibieron un rostro mejor y más robusto que el de los otros muchachos. Fue un premio intelectual, al alcanzar entendimiento e inteligencia, diez veces mejores que todos los magos. Fue un premio espiritual, porque Dios le dio entendimiento en toda visión y sueños.
            Hermanos y amigos, no cabe duda, que el secreto de la victoria o premio de estos jóvenes, estaba y radicaba en su fe, confianza y esperanza en el Dios vivo, siendo leales a la conciencia y apegados a los principios de la palabra que conocían; Daniel y sus compañeros, son un ejemplo vivo de la conservación de esos principios.
Nadie de nosotros, en semejantes circunstancias, y en estos tiempos en que vivimos, nos hubiéramos atrevido a hacer la prueba de fe, como ellos la hicieron.  (Vrs.12/13)

            Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra fe, (esperanza) porque fiel es el que prometió. Hb.10:23

                                                                      V. Ibáñez       
Comentarios:
Vicenteibanezsaez@hotmail.com      

           

sábado, 13 de enero de 2018

EL DEBER, LA CONDUCTA Y EL CARÁCTER DEL CREYENTE

                      EL DEBER, LA CONDUCTA Y EL
                        CARÁCTER DEL CREYENTE
                                   Romanos. 12: 1-2
        “Os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
         vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a
                        Dios que es vuestro culto racional. ….

            Con el capítulo11, llegamos a la terminación del contenido doctrinal de esta epístola.
            El ella el apóstol Pablo, ha anunciado el Evangelio de la  justificación por la fe, ó el camino de la salvación por el cual el pecador es reconciliado con Dios por la fe mediante Cristo.
            Hemos estado escuchando el gran argumento sobre la Justificación, (cap.1-5) la Santidad (cap.6-8) y la Redención final de Israel (cap.9-11)
            Ahora en estos capítulos 12 al 15, oímos la voz del apóstol anunciando el mensaje del Señor, (como consecuencia de sus conmiseraciones y como frutos de su Justicia relatados en los capítulos anteriores,)  sobre el deber, la conducta y el carácter del creyente.
            La Escritura, es decir, su Señor y Autor, no nos da el terrible don de un precepto aislado y en el vacío. Sus mandamientos descansan sobre una base de motivos convenientes y capacita al creyente que los tiene que guardar, con la potencia de una presencia viviente que reside en él por medio del Espíritu Santo. Esto lo hemos apreciado en esta epístola, como en la de los Efesios y Colosenses, donde son presentados hechos y verdades eternas, como deberes ó preceptos presentes.
            Así, el apóstol nos dice; como un creyente que ahora descansa en Dios y le ama y en quién Dios mora; (no solo en lo general, sino en lo particular)  debe y tiene que andar y agradar a Dios y cómo hacerlo. (1ª.Tes.4:1)
            Todo este capítulo, los siguientes y cada uno de los detalles expuestos, llegan a ser para el creyente, no solo asunto de deber, sino de posibilidades de conducta, de servicio y de esperanza en el carácter, por esa buena voluntad de Dios que nos ha de ser agradable y perfecta.
            Mientras tanto; no permita Dios que ese “enseñar” como “vivir” sea jamás dado por instructores o enseñadores imprudentes enseñando y predicando tan solamente los “privilegios” de un evangelio secularizado y sincrético, cargado de tintes sociales sin contenido moral y sí de “filosofías y vanas sutilezas” (Col.2:8) que no presupone una novedad de vida mediante el despojamiento de los pecados de la carne. Pablo enseñaba y predicaba un Evangelio de “novedad de vida” y se esforzaba en demostrar la vinculación existente entre la Salvación y la Santidad.
            Al acercarnos ahora a las reglas de santidad que tenemos en estos últimos capítulos, recordaremos que la Santidad es el propósito
y el resultado de todo el Evangelio; es en verdad una “evidencia de vida” es la expresión de vida, es la forma y la acción en que la vida nueva debe ser manifestada.
            I.- PRESENTAR VUESTROS CUERPOS EN SACRIFICIO
            Este primer versículo nos trae a la memoria el cap.6 de Romanos, vers. 10/13…Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado… antes presentaos a Dios como vivos de los muertos…y nuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.” Allí leemos por primera vez, que somos muertos con Cristo y que por eso ahora debemos andar también en novedad de vida, como vivos de los muertos.”
            Aquí, en este primer versículo, viene a corroborar lo mismo, pero el apóstol llama a esta “presentación” un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios; en contraste con los sacrificios del Antigua Testamento que se matada ó sacrificaba a la víctima. Pablo nos exhorta a que presentemos nuestros cuerpos a Dios como victimas vivientes: Las vestiduras y el incienso del templo desaparecen aquí, el creyente individualmente es a la vez, sacerdote, sacrificio y altar, se inmola así mismo al Señor en la expresión del apóstol, vive más no ya para sí mismo. Nosotros no morimos a nada sino al pecado y al mundo. 
            Sí, Pablo dice: “ofreced vuestros cuerpos,”  lo que supone evidentemente ante todo, es el sacrificio del espíritu y del corazón, es por decir; -utilizando el lenguaje del apóstol,- la totalidad del ser humano, (1ª.Tes.5:23) la vida entera en todas sus manifestaciones: Así concluimos que esta persona entera, completa, ha de volverse en un sacrificio vivo a Dios.
            ¿Y cómo puede el cuerpo volverse en un sacrificio? No más que haciendo lo que el Señor Jesucristo hizo: El, en los días de su carne, (Hbr.5:7) sirvió a los hombres, ordinariamente, solo por medio de su cuerpo, caminando hacia ellos, -no en consejo de malos, ni en camino de pecadores, ni reposando en silla de escarnecedores-, (Sal.1:1) hablando con los labios las palabras que son del Espíritu y Vida, sin engaño en su boca, presentándose ante el Mundo como obrero que no tiene de que avergonzarse (2ª.Tim.2:15) y a quien nadie lo podía redargüir de pecado.(Jn.8:46)
            Recordemos que no solo nuestra alma es salvada y pertenece a Dios, también nuestro cuerpo ha sido comprado a un precio muy alto (1ª. Cor.6:20 y 7:23) y todavía espera también su redención completa. ( Rom.8:23)  Con todo ello, quiero decir que un creyente es un hombre entre los hombres, pero correspondiendo al carácter de esta epístola es un hombre salvado, liberado, apartado del mundo y quien como tal se ha de manifestar en su andar (vivir) en su presencia, esto es, compuesto (1ª.Tim.3:2) cuidando de su compostura en vestir, en carácter, en personalidad, en su hablar, en sus diversas relaciones en las que se pueda hallar, sea en la iglesia ó en el mundo.  “Para que ya el tiempo que queda en la carne, viva, no a las concupiscencias de los hombres, sino a la voluntad de Dios” (1ª-Pdr.4:2)  Sin la entrega del cuerpo es decir, sin esa entrega: ¿Qué diferencia habría entre un hombre creyente que cree en su Salvador y otro hombre que no creyere? ¿Dónde estaríamos en cuanto a los demás hombres desde el punto de vista de Dios?
            No son pues, mandamientos o exigencias legales el terreno sobre el cual hemos sido colocados, sino como vivir y servir agradando a Dios, porque esto, según Pablo, es nuestro culto lógico, razonable o inteligente, y por lo tanto implica un servicio, un culto, que es digno o apropiado de una criatura racional sobre la cual se ha derramado la misericordia de Dios: Tal disposición de entrega es agradable a Dios y es y debe ser, nuestro verdadero culto espiritual de adoración ofrecida por mente y corazón sobre el altar, sacrificio y ofrenda viva de nuestro cuerpo; esta es sin duda la clave para la vida exterior de un creyente.
            II.NO OS CONFORMÉIS A ESTE SIGLO
                Con estas palabras el apóstol añade a la consagración personal a Dios, un segundo propósito, el guardarnos de las influencias del mundo; la santificación, (el sabernos separar del predominio del mundo)
            No basta caminar en separación para con el mundo exteriormente, al apóstol quiere que intervenga ahora, la razón, la inteligencia, el entendimiento y sentimientos; precisamos la continua renovación de todos y cada uno de estos valores expresados. (Efe.4:23)  “Renovaos en el espíritu de vuestra mente”
            Se trata de nuestro estado y vida interior, Pablo nos exhorta a vivir creciendo, transformados en un progresivo cambio intimo de conducta, por la renovación de nuestra mente de tal manera que podamos experimentar cual sea la voluntad de Dios, - la buena voluntad de Dios – que en tales condiciones nos ha de ser agradable.
Es un proceso -no una crisis – creced, vivir, reformaos, renovad vuestros entendimiento, no vivamos conforme a este siglo, (mundo) a esta edad que nos ha tocado vivir.
            No nos conformemos, esto es, no permitamos que el mundo a nuestro alrededor, nos meta dentro de su molde; permitamos que Dios forme de nuevo cada día nuestra mente desde lo más intimo de nuestro ser, para que nuestra actitud y postura no adopte o imite la moda y costumbres siempre pasajeras y cambiantes de este siglo.
            El origen de este proceso reformador y renovador, esta sin duda alguna en la liberación de nuestro cuerpo al serle entregado: Pablo nos hace un llamado exhortándonos a un santificarse (separarse)  progresivo de sí mismo y a un crecer constante dentro de la Gracia de Dios. (2ª.Pedr.3:18 – Ef.4:15)
            En proporción en que seamos “entregados” al Señor, en justa realidad, estaremos por su misericordia liberados para crecer y vivir según la aplicación que hagamos de la renovación de nuestra mente, a fin de poder experimentar su bendita voluntad. En 1ª.Cor.2:6 el apóstol Pablo nos dice que: “nosotros tenemos la mente de Cristo”  es decir, la capacidad de comprobar, apreciar ó discernir, cual sea la voluntad de Dios en relación al deber, la conducta y el carácter ante el mundo y la iglesia.
            III.-  CUAL SERÁ NUESTRA ACTITUD Y CONDUCTA
                Soy consciente del tema  tan delicado que estos versículos encierran con respecto a la consagración y santificación del creyente, y por todos los demás de los cap. 12 al 15 de esta epístola en relación
al deber, la conducta y el carácter de los hijos de Dios: Por consiguiente no trataré de exponer toda una tesis Novotestamentaria de cuáles han de ser nuestras relaciones y comportamientos en este siglo, mundo ó edad en que vivimos, porque sin duda discreparía de muchas opiniones y conductas que no han reparado en pensar o discernir, la clase de molde con la que tal vez puedan estar concebidas o moldeadas.
            La transformación de nuestra mente ó entendimiento, ha de ser progresiva – no para adecuarla a las costumbres y conductas de este mundo – sino bien claro lo expresa el autor de la Escritura; para que experimentemos cuál sea la buena voluntad de Dios” en otro lugar al apóstol escribe esta regla; “si pues coméis o bebéis ó hacéis otra cosa, hacerlo todo a Gloria de Dios” (1ª.Cor.10:31)
            El apóstol recuerda a los corintios en 2ª. 6:14/18  ciertos contrastes dignos de su lectura, para terminar diciendo: “Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” 2ª.Cor.7:1
            Existen en la Santa Escritura, suficientes ejemplos de actitudes, de cómo no ha de ser nuestra relación y conducta en este mundo y que se escribieron  “para nuestra enseñanza” Rom.15:4, y a una de ellas quisiere referirme; por lo que os invito a leer en Génesis. 26:1/33  Esta historia real, tiene unas connotaciones aleccionadoras a las cuales me voy a referir, sin entrar en todos sus detalles.
            Isaac descendía a Egipto y fue el Señor quien le dijo: No desciendas, habita en esta tierra y seré contigo. Vers.2/3  Gerar era la ciudad fronteriza con Egipto donde residían los Filisteos y pertenecía a la Canaán prometida. Vers.3/4  Habitó pues Isaac en Gerar;  - aquí hallo Abraham dificultades y penas, lo mismo que Isaac su hijo; donde Abraham negó a su mujer, lo mismo hizo Isaac;-  esto demuestra el ambiente e influencia mala que ejercía aquel lugar. Vers.7
            Su situación allí no era nada halagüeña, fue arrastrado por las circunstancias, a altercados, riñas y envidias, fue adaptándose al molde o modelo de aquella sociedad, hallándose en una posición falsa; es cierto que el más mínimo desvío del camino derecho conduce a la debilidad espiritual: ¡Sí! es cierto que el Señor le dijo: “Habita en esta tierra” pero la actitud personal de negar y adaptarse en aquella sociedad fue personal; no obstante diré, que Dios da a veces órdenes morales adaptadas al estado espiritual en que nos encontramos, para llevarnos luego al justo aprecio y sentimiento de tal estado.  (Caso de Pedro, cuando negó al Señor) Sin embargo aquel año, “hallo ciento por uno y tuvo grande hato de ovejas, de vacas y gran apero de labranza”   
            El Señor le dijo “seré contigo”  y por lo que se desprende en las bendiciones, lo fue, pero las bendiciones que podamos disfrutar no prueban que nos hallemos en la condición deseada por Dios, hay para mí, una gran diferencia entre la bendición del Señor y su presencia.
            Fue necesario apartarse y salir de allí hasta Beerseba, y en ese apartarse y salir, fue cuando el Señor le dijo: ahora “Yo soy contigo” vers.24  no fue como antes, “seré” sino “yo soy contigo” algo real, fue preciso la separación, no tan solo para recibir la bendición del Señor, sino al Señor mismo.
            Desde el momento que diera el primer paso para salir, entra en el gozo de la presencia del Señor, adorándole y edificando un altar, hubo un cambio interior y exterior espiritual que como consecuencia del mismo, dan testimonio los mismos Filisteos habitantes de aquel lugar; viendo ahora lo que antes no vieron; “hemos visto vers.28 que Jehová es  (algo real) contigo” reconociéndole como “Tu ahora, bendito de Jehová” vers. 29  ¿Cómo es que disfrutando de tantas bendiciones, los Filisteos no vieron que Jehová estaba en él? Porque una cosa es la bendición y otra su presencia en nosotros: Es posibles disfrutar de las bendiciones del Señor, y nuestros conciudadanos no ver al Señor, ni en ellas, ni en nosotros.
            La historia de los hijos de Dios ofrece numerosos ejemplos del mismo género: Pablo nos exhorta por medio del sacrificio de nuestro cuerpo cual altar y ofrenda, a la adoración, a sentirnos con El  y en El, no solamente en la posición que nos ha colocado, sino en la condición moral del alma.
                                                                        V. Ibáñez